Primer Premio Adquisición, Museo Castagnino, Rosario, 2011

C. C. Recoleta Mayo 2010

La pieza central de la muestra fue un instrumento hecho con objetos usados, sobrantes de madera y 7 pequeños motores. Cada elemento formo parte de un sistema en movimiento en el que las cosas rozaban, golpeaban o chocaban entre si formando un conjunto de sonidos cíclicos.

Olor a Bosque ( es para vos )

Texto de la muestra por Romina Paula

soñar en arquitecturas
arquitectura
soñar espacialmente
en un lenguaje
una forma de construir las cosas
no sólo casas
en esos sueños, las formas de ser construido
de haber sido construido,
comunican algo
por ejemplo
un hombre de pie sobre un balcón con piso de vidrio
piso de ladrillo de vidrio
este piso es traslúcido
él esta suspendido por encima de un espacio abierto
por ejemplo
la plaza principal de la ciudad
un espacio abierto y público
público y abierto
ella, en esa plaza, lo ve ahí arriba
y le da miedo y le da vértigo
ver sus pies, las suelas de él, desde abajo
una perspectiva única de él
sus suelas desde abajo
un balcón con piso de vidrio que da a una plaza visto desde abajo
algo que un sueño con edificio otorga
esa forma de ver
de percibir
un edificio
que roba la estructura
de una frase
robar una estructura para la frase
y reemplazar
emplazar en esa gramática
otro sentido
donde dice
como un jazmín liviano
que cae sosteniéndose en el aire
que cae cae
cae
y qué va a hacer*
decir, por ejemplo
como un pie y un vidrio
que penden sobre el vacío
sin sonido
sin sin
y qué va a hacer
una piel sin sonido
como ese árbol en el bosque que cae
y no hace ruido
o hace,
sin que se sepa
sin que se pueda saber
si no hubo nadie en el bosque para escucharlo cuando/ mientras caía
¿de noche?
todos los lugares en los que estuvo alguna vez
ahora la hieren
y aquellos a los que no va a ir ya
todavía más
pero el otoño
a algo suena el otoño
a pájaro o insecto que,
agazapado,
chirría
aunque no haya nadie para escucharlo
chirría lo mismo
porque es otoño
chirría
una palabra para un sonido
como si fuera posible nombrar/ decir
lo que es oído

*es como un jazmín liviano, de una poeta uruguaya que se llama Idea Vilariño.

Los Inrockuptibles. Artes/escenas.

por Javier Villa / Mayo 2010.

Olor a bosque, la última creación de Juliana Iriart , tiene poco de fenómeno olfativo pero mucho de experiencia sensorial.

Experiencia que comienza a construirse a partir de dos coordenadas que todo realizador de instalaciones debe saber maniobrar: el espacio y el tiempo.

En su caso, una experiencia que se vuelve sobrecogedora y emocionante porque no planea sin rumbo en una nebulosa conceptual, sino que baja de forma directa a las centrales nerviosas de la piel y los sentidos, transformada en pura poética formal, en color, sutilidad y misterio. Iriart sabe crear belleza en sus piezas porque, justamente, hace sentir que la representación no alcanza, que es solo una plataforma para desencadenar una experiencia inédita que ofrece un detrás infinito. A sus propuestas anteriores donde el espacio y tiempo eran corporizados a través de reflejos y mediante la participación necesaria del espectador y su búsqueda en constante movimiento ( como en pasaje ámbar ) o por la relación azarosa entre la liberación de una material y la respuesta natural del contexto ( como en los lanzamientos ), en olor a bosque se suma la expansión sensorial del sonido y sus temporalidades rítmicas. La pieza es un paisaje-instrumento con vida propia, hecho con objetos, maderas y pequeños motores.

Cada elemento es parte de un sistema en movimiento en el que las cosas se rozan, golpean o chocan entre sí con cierta lógica díscola, formando un conjunto de sonidos cíclicos. Un paisaje sonoro-visual, o caja de música a gran escala, que mezcla cierta belleza romántica de tonos verdeazulados y tintes de dramatismo, con la ternura propia que surge de la fragilidad robótica de la máquina casera.